Chasca, el lucero del alba

El cielo es, sin lugar a dudas, un espacio en donde uno puede quedar maravillado con lo que puede visualizar. Ya sea en el día o en el anochecer, diversos elementos suelen captar nuestra atención y curiosidad. Uno de esos elementos es la estrella del alba, celebre término con el que se le conoce al planeta Venus. Para los incas, el resplandeciente y remoto planeta era la representación de la diosa Chasca. En esta oportunidad, ella será la protagonista del tema a exponer.

Chasca, diosa inca del amanecer y la belleza

Etimología

Chasca es el término quechua para designar al planeta Venus, el cual era perceptible en el cielo debido a su fulgurante brillo. El término también significa "cabello erizado", cuyo significado guarda relación con la luz resplandeciente que despide a manera de rayos el antedicho cuerpo celeste.

Chasca podría ser tomado como un sinónimo de la palabra quechua Coyllur, la cual significa "estrella". Sin embargo, la diferencia entre estos radica principalmente en el tipo de astros al que uno refiere. Chasca se usa para determinar a la estrella del alba (Venus), mientras que el término Coyllur es usado para referirse a las estrellas fijas y/o estáticas en general, las cuales están presentes en el firmamento nocturno. Ya sean estas estrellas brillantes o débiles.

El término Coyllur, a su vez, es usado para referirse a la diosa inca de las estrellas.

Historia

Chasca (conocida también como: Chaska, Ch'aska, Chaska Coyllur, Chaska Qoyllur) es la diosa inca del amanecer, el crepúsculo y el anochecer. La diosa Chasca también era la diosa de la belleza y estaba asociada a las jóvenes vírgenes y a las flores.

La diosa Chasca, al ser considerada un cuerpo celeste (Venus), habría tomado importancia junto a diversos astros. Esto a raíz de la relación entre la religión y la astronomía, pues se debe tomar en cuenta que la astronomía incaica estaba vinculada de manera íntima con la religión incaica, ya que se le rendía culto a diversos astros que moraban en el cielo.

La astronomía fue un ámbito primordial para los incas porque la misma incidía sobre muchas cosas. Uno de los ámbitos donde más incidía era en la agricultura. Gracias a la astronomía, los incas pudieron delimitar constelaciones, estrellas, el paso del tiempo, las estaciones del año, etc.

A raíz de esto, la distribución urbana del Cusco imitó las constelaciones del cielo. Es por ello que múltiples construcciones incas eran establecidas con suma minuciosidad, pues de acuerdo a la altura de una sombra especifica, se pudo identificar el paso del tiempo con una gran precisión.

Chasca, el lucero del alba

Chasca según los cronistas

La divinidad del alba, al igual que otras deidades incaicas, ha sido descrita por algunos cronistas durante su culto. En dichas descripciones, Chasca tiene diferentes interpretaciones.

Uno de esos cronistas es el Inca Garcilaso de la Vega, el cual expone a la divinidad en su obra Comentarios Reales.

A continuación, algunas citas de su antedicha obra que hacen alusión a la diosa Chasca:

«Acerca de la estrella Venus, que unas veces la veían al anochecer y otras al amanecer, decían que el Sol, como señor de todas las estrellas, mandaba que aquella, por ser más hermosa que todas las demás, anduviese cerca de él, unas veces delante y otras atrás».

Esta cita alude a que los incas tenían el conocimiento de que Chasca (Venus) era el mismo astro luminoso que se presentaba al amanecer y al anochecer.

Otra cita relacionada a la diosa Chasca, es la siguiente:

«Otro aposento de aquellos, el más cercano a la Luna, estaba dedicado al lucero Venus y a las siete cabrillas y a todas las demás estrellas en común. A la estrella Venus le llamaban Chasca, que quiere decir de cabellos largos y crespos; honrábanla porque decían que era paje del Sol, que andaba más cerca de él, unas veces delante y otras veces en pos».

En esta cita, se describe diversas características de la diosa Chasca. Entre ellas, se puede resaltar el significado de su nombre y como tiene relación con la forma de los rayos luminosos que esta emite. También se establece la relación entre ella y el sol, teniendo Chasca un rol como ayudante del astro rey.

En el caso de la Relación de antigüedades deste reyno del Pirú de Santacruz Pachacuti, el lucero aparece en su condición dual dentro del afamado altar del Coricancha que se dibuja en la obra y es atribuido al inca Mayta Cápac. Dicho altar es presuntamente la imagen del dios Wiracocha Pachayachachiq (hacedor del cielo y la tierra), y revela, indudablemente, una identidad polimórfica de la antigua divinidad andina, cuyo carácter fundamental dentro de las creencias religiosas de la corte cusqueña es exhibido en múltiples fuentes. El primer lucero del altar está posicionado inmediatamente debajo de la imagen del sol, sobre el lado derecho del conjunto, y adquiere por ello un carácter masculino, como lo tiene presuntamente todo el campo derecho. Su nombre en específico es Chasca Coyllur Achachi Ururi, y se le asigna expresamente su condición de "lucero de la mañana". Como contrapartida, en el campo izquierdo supuestamente femenino de la imagen, aparece Choque Chinchay Apachi Ururi, el cual es designado como "lucero de la tarde". Chasca se posiciona dentro del verano (estación seca) y Choque Chinchay aparece asociado al invierno (estación húmeda). Las identificaciones de género, masculino para Chasca y femenino para Choque Chinchay, corresponden a los géneros establecidos a cada campo y a las imágenes, Inti (Sol) y Quilla (Luna), que los presiden.

Diagrama de Santacruz Pachacuti

Por su parte, el jesuita anónimo (identificado como Blas Valera) en su obra Relación de las costumbres antiguas de los naturales del Pirú plantea una versión ligeramente diferente de la diosa Chasca. Luego de iniciar su descripción de las creencias andinas bajo el común denominador de un dios superior llamado Illa Tecce (luz eterna), al que los modernos añadieron otro nombre, el cual es Viracocha, y que el sol y la luna eran hermanos e hijos de tal dios, expone que:

«A la aurora, que era la diosa de las doncellas y de las princesas y autora de las flores del campo, y señora de la madrugada y de los crepúsculos y celajes, y que echaba el roció a la tierra cuando sacudía sus cabellos, y así la llamaban Chasca».

Según la cita anterior, para Valera, la divinidad es un personaje femenino, la cual es asociada con todo lo que comprende el fenómeno del crepúsculo y no solo con el lucero. Por otro lado, solo se hace explícita la ubicación de Chasca en la madrugada y no en el atardecer (si bien, la palabra "crepúsculo" puede resultar equívoca), como instancia intermedia entre la noche y el día, es decir, entre la luna y el sol. Además, si Chasca para Valera "echaba el rocío a la tierra cuando sacudía los cabellos", debía poseer algún elemento portador de fecundidad (el agua, en general, se identifica simbólicamente como un elemento reproductivo y como principio de la vida dentro del mundo andino), cuyo contacto posterior con el sol favorecería la renovación del mundo natural. A raíz de lo anterior, surge su denominación como "autora de las flores", que, como se sabe, son el antecedente natural de los frutos.

Chasca como representación del planeta Venus

Importancia

A pesar de que algunas interpretaciones establezcan a Chasca como una sirvienta de Inti, lo cierto es que la divinidad del alba era tan importante para los incas, así como también lo eran otras divinidades dentro del panteón oficial incaico.

Su importancia incide, como se mencionó antes, en la astronomía. Gracias al ciclo de traslación de Chasca (Venus) y diversos grupos de cuerpos celestes, los incas pudieron identificar las etapas de los días y las noches. A raíz de lo anterior, los incas también lograron establecer las épocas más idóneas para las cosechas y la realización de diversos eventos de suma relevancia.

Otro factor de sustancial de su importancia, es su rol como divinidad protectora de las mujeres y jóvenes vírgenes.

Debido a su cautivadora belleza, Chasca, a su vez, era considerada como la diosa de la belleza y que también estaba asociada a las flores.

La importancia de la diosa del alba es perceptible en una de las secciones del Coricancha. Esta sección se considera como el Templo de la diosa Chasca, el cual se ubica cerca al Templo de la Luna, pero es separado por un precioso callejón.

Estructura del templo de Chasca (Coricancha)

Imágenes usadas

Referencias

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